Un final para el siglo XXI

Creemos que la solución no debe ser eliminar los cuentos tradicionales, sino cambiar algunos aspectos para actualizarlos. Se trata de adaptar los cuentos del mismo modo que se hizo en su día por escritores reconocidos, los cuales nos enseñaron el camino a seguir a la hora de trabajar con textos que, con toda seguridad, nos sobrevivirán cientos de años.

Esperemos que os guste y disfrutéis de esta adaptación del cuento de Caperucita Roja👧🏻🐺.



Érase una vez una niña que era muy querida por su abuelita, a la que visitaba con frecuencia, aunque vivía al otro lado del bosque. Su madre, que sabía coser muy bien, le había hecho una bonita caperuza roja que la niña nunca se quitaba, por lo que todos y todas la llamaban Caperucita Roja.

Una tarde, la madre la mandó a casa de la abuelita, que se encontraba muy enferma, para que le llevara unos pasteles recién horneados, una cesta de pan y mantequilla.

– Caperucita, anda a ver cómo sigue tu abuelita y llévale esta cesta que le he preparado, –le dijo. Además, le advirtió: –No te apartes del camino ni hables con personas extrañas, que puede ser peligroso.

– Caperucita, que siempre era obediente, asintió y le contestó a su mamá: – No te preocupes, que tendré cuidado.

Tomó la cesta, se despidió cariñosamente y emprendió el camino hacia casa de su abuelita, cantando y bailando como acostumbraba.

No había llegado demasiado lejos cuando se encontró con un lobo que le preguntó:

– Caperucita, Caperucita, ¿a dónde vas con tantas prisas?

Caperucita lo miró y pensó en lo que le había pedido su mamá antes de salir, pero como no sintió temor alguno, le contestó sin recelo.

– A casa de mi abuelita, que está muy enfermita.

A lo que el lobo replicó:

– ¿Y dónde vive tu abuelita?

– Más allá de donde termina el bosque, en un claro rodeado de grandes robles. – Respondió Caperucita sin sospechar que ya el lobo se deleitaba pensando en lo bien que sabría.

El lobo, que ya había decidido comerse a Caperucita, pensó que era mejor si primero tomaba a la abuelita como aperitivo.

– No debe estar tan jugosa y tierna, pero igual servirá, – se dijo mientras ideaba un plan.

Mientras acompañaba a esta por el camino, astutamente le sugirió:

– ¿Sabes qué haría realmente feliz a tu abuelita? Si les llevas algunas de las flores que crecen en el bosque.

Caperucita también pensó que era una buena idea, pero recordó nuevamente las palabras de su mamá.

– Es que mi mamá me dijo que no me apartara del camino. A lo que el lobo le contestó:

– ¿Ves ese camino que está a lo lejos? Es un atajo con el que llegarás más rápido a casa de tu abuelita.

Sin imaginar que el lobo la había engañado, esta aceptó y se despidió de él. El lobo, sin perder tiempo alguno, se dirigió a la casa de la abuela, a la que engañó haciéndole creer que era su nieta Caperucita. La abuela que cayó en la trampa del lobo, le dijo que la puerta estaba abierta y el lobo entró.



ESCENA 1:
Al ver la abuela unos pies peludos, se dio cuenta que no se trataba de Caperucita y rápidamente cogió un puñado de harina que tenía en un cesto de mimbre. De un fuerte soplido le llenó la cara de harina al lobo, mientras pedía ayuda.

- Abuela: ¡¡Ayuda!! ¡¡Socorro!! (Asustada).

Mientras el lobo no dejaba de estornudar.

- Lobo: ¡¡Achus!! ¡¡Achus!!

Los ojos los tenía cada vez más rojos, como tomates, y sin poder ver se quedó paralizado en una esquina de la casa.



ESCENA 2:

Caperucita, que iba de camino, escuchó a la abuela gritar y salió corriendo hacia la casa. Al llegar, se encuentra al lobo tirado en el suelo y a su abuela soplando la harina sin parar, hasta el gato estaba teñido de blanco.

(Caperucita entra en la casa preocupada).

- Caperucita: Abuelita, ¿qué ha pasado?

- Abuela: Este Lobo malvado me ha querido engañar haciéndose pasar por ti, pero yo que soy una abuelita muy astuta y algo desconfiada, he aprovechado la oscuridad de la sala para coger un poco de harina de la cesta de mimbre que está junto a la ventana de mi cama y cuando le he visto su gran hocico asomarse delante de mí, le he soplado muy fuerte en sus ojos y lo he logrado paralizar.

Caperucita coge un pañuelo blanco de algodón y lo humedece con agua para limpiarle los ojos al lobo. Al acercarse, este se aleja con una expresión de temor.

- Lobo: No me hagas daño. Me confundí de casa (atemorizado).

- Abuela: ¿Por qué sabías el nombre de mi nieta? (Sorprendida).

- Caperucita: ¡Es el lobo que conocí en el bosque! (Pensando en voz alta). ¿Por qué has venido? ¿Quieres hacernos daño? (Extrañada).



ESCENA 3:

La abuela preparada para la respuesta del lobo, vuelve a meter la mano en la cesta de mimbre llena de harina.

- Lobo: Sois vosotros/as, los humanos y las humanas, los/as que hacéis daño a mi especie (enfadado).

Caperucita se acerca al lobo con un pañuelo blanco de algodón para curarle los ojos. Mientras ella se acerca, él se aleja por miedo a que le haga daño.

- Lobo: ¿Por qué me ayudas? (Sorprendido por el comportamiento de Caperucita).

- Caperucita: A veces, los humanos y las humanas no entendemos a los animales, malinterpretamos sus intenciones.

El lobo, viendo que Caperucita no le va a hacer daño, deja que ella se acerque para curarle los ojos con el paño blanco de algodón.

- Lobo: Yo solo pretendo asustar a los humanos y las humanas para que no se acerquen a mi familia del bosque y nos hagan daño (se excusaba el lobo).

- Caperucita: ¿Quiénes os hacen daño? (Extrañada).

- Lobo: Hombres y mujeres que cazan animales y jamás vuelven al bosque (apenado).



ESCENA 4:

Caperucita y su abuela entendieron al lobo, ya que eran conscientes de la caza entre los habitantes del pueblo. Ellas intentaron convencer al lobo de que no todos/as los/as humanos/as lo hacían.

- Abuela: Os contaré una historia, sentaros junto a la chimenea… (todos/as se sientan). Hace muchos años los lobos estaban escasos de comida y se dirigieron hacia el pueblo en busca de alimentos y los/as habitantes sacaron sus armas porque pensaban que podrían ser devorados/as por los lobos.

- Caperucita: Nunca me hablaste de eso abuela (sorprendida por la historia). ¿Y desde entonces están enfrentados?

- Abuela: Esperaba a que te hicieses mayor para contarte la historia. Sí, desde entonces existe la caza de lobos.

El lobo y Caperucita se miraron extrañados/as, estaban sorprendidos/as de la historia que la abuela contaba.



ESCENA 5:

Caperucita, que era una niña valiente que adoraba la naturaleza y los animales, decidió terminar con la caza. Apenada por la situación, se acercó al lobo y le acarició la cara.

- Caperucita: Siento que tengáis que vivir con miedo, yo puedo ayudaros (dijo decidida).

- Lobo: Yo siento haber asustado a tu abuela, aunque he de decir que ¡es muy valiente!

- Abuela: Nunca le he temido a nada (se ríe).

El lobo se despide de la abuela y Caperucita para ir a hablar con su familia.



ESCENA 6:

Caperucita y la abuela reúnen a los cazadores y a las cazadoras para intentar terminar con la caza de los lobos. Una vez que llegaron a la plaza del pueblo, vieron como esta se llenaba de curiosos/as para oírlas hablar.

- Caperucita: Señores y señoras, hace muchos años en este pueblo hubo un malentendido entre los lobos, y los/as cazadores/as. Los animales no tenían mucha comida en el bosque y decidieron ir a buscarla al pueblo. Los/as habitantes se asustaron al verlos y lo atacaron con sus armas. Desde entonces, no volvieron pero seguimos atacándolos (en voz alta para que la escuchase todo el pueblo).

- Abuela: Hoy ha ido un lobo a mi casa con la intención de asustarme.

La gente del pueblo se empieza a preocupar por si el lobo ha atacado a la abuela y su nieta.

- Panadera: ¿Os ha hecho daño? (Dijo preocupada).

- Abuela: ¡Tranquilos y tranquilas! Mi nieta y yo estamos bien (tranquilizando al pueblo). Ellos solo quieren hacernos ver que no son débiles, aunque todos y todas sabemos que no pueden luchar contra las armas. Por ello, mi nieta os ha reunido, para acabar con este malentendido y comunicaros que no volverán a molestarnos si los cazadores y cazadoras dejan de hacerles daño.

La gente murmuraba con caras extrañas y al fondo de la plaza una chica con vestimenta propia de cazadora alzaba su voz.

- Cazadora: Yo te ayudaré, Caperucita. Estaré en el bosque cada día para evitar que los/as demás cazadores y cazadoras hagan daño a los lobos e iré para hablar con ellos.

El pueblo, aunque se sorprendió por la respuesta de la cazadora, apoyó la decisión y decidió unirse a Caperucita. Algunas familias prepararon alimentos y mantas para las crías de los lobos, y algunos/as cazadores y cazadoras guardaron sus armas en el sótano de sus casas.



ESCENA 7:

Mientras, el lobo reunió a la manada para hablar con ellos.

- Lobo: Hoy he ido a casa de unas humanas para asustarlas, pero había una abuela muy valiente y no conseguí asustarla. Me atacó con polvo blanco que no me dejaba ver, pero no quería hacerme daño. La abuela me explicó por qué los/as humanos/as nos atacan con sus armas, aclarando que todo fue un malentendido. Y es por eso que, su nieta Caperucita Roja, quiere ayudarnos.



ESCENA 8:

En ese momento llegaban Caperucita y la cazadora para hablar con el lobo. Algunos lobos cogieron a sus crías para esconderlos en la guarida y los más fuertes hicieron una barrera.

- Caperucita: ¡Tranquilos! No venimos a haceros daño (alzando las manos para que la manada no se asustase).

- Lobo: ¡Es Caperucita! La niña de la que os estaba hablando (dijo intentando calmar a los lobos).

Los lobos se tranquilizaron y se acercaron un poco más para ver qué hacían allí Caperucita y la cazadora. Después de una larga charla, hicieron ver a la manada la inocencia de los/as humanos/as y sus buenas intenciones.

- Cazadora: Pido perdón en nombre de los cazadores y las cazadoras por todo el daño que hemos causado a vuestra manada (mientras se acercaban ella y Caperucita a la manada).

- Cazadora: Yo vengo a ayudaros y a vigilar que no os hagan más daño. Ayudaré a Caperucita a concienciar a los pueblos más próximos.

Caperucita abraza al lobo como muestra del comienzo de una bonita amistad.



ESCENA 9:


Como bien prometió la cazadora, ella y Caperucita fueron a todos los pueblos cercanos, donde todos y todas accedieron a ayudar a los lobos y dejar la caza de ellos. Las familias ayudaban a las manadas aportándoles comida y mantas para las crías, y Caperucita y el lobo se hicieron muy buenos amigos/as, quedando todos los días junto a la orilla del río para jugar y leer cuentos juntos/as.



FIN



Práctica 1: Guión alternativo escrito.


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